Día 3: Jesús, el Cordero de Dios
Día 3: Jesús, el Cordero de Dios
Por Dustin & Janel Nance
Director de Operaciones, Teen Challenge Southeast
Escritura Clave: Juan 1:29
«Juan vio que Jesús se acercaba y dijo: ‘¡Miren, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!'»
Jesús es el Cordero de Dios.
Por eso no nació en una casa elegante, sino en un establo sucio. No fue colocado en una cuna bellamente hecha a mano, sino en un pesebre lleno de paja. No nació para vivir una vida de lujo, sino para sufrir y morir en la cruz en nuestro lugar.
Más de mil años antes, en Éxodo 12, la noche antes de que los israelitas fueran liberados de la esclavitud en Egipto, cada familia israelita fue instruida a sacrificar un cordero perfecto y rociar su sangre en los postes de las puertas de sus casas. Esa noche, la plaga de la muerte arrebató la vida del primogénito de cada hogar, pero pasó por alto las casas protegidas por la sangre del cordero. Los israelitas fueron salvos, no por obras, sino por la sangre del cordero.
Jesús es nuestro Cordero Perfecto, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él murió en nuestro lugar. Por Su muerte recibimos vida, y por Su sangre somos perdonados y aceptados como justos delante de Dios el Padre.
No hay forma de expiar nuestros pecados por nosotros mismos. Pero la sangre de Jesús, el Cordero de Dios, nos purifica de todo pecado y abre el camino hacia Dios para quienes aceptan este regalo.
Él es el sacrificio expiatorio, nuestro Cordero Perfecto de Dios. Él nos hace justos ante Dios; nada de lo que hacemos puede ganarlo. Acéptalo y camina en la libertad de saber que Él… es… suficiente.
Puntos de Oración
Ayúdanos a reconocer la plenitud del regalo del Padre para nosotros, el Cordero Perfecto.
Ayúdanos a aceptar plenamente la justicia que Él nos da.
Ayúdanos a caminar en la libertad de saber que Él es suficiente y siempre lo será.
Oración
Señor, gracias por enviar a Tu Hijo, el Cordero de Dios, para expiar nuestros pecados. Aceptamos el regalo de ser hechos justos y la plenitud de Su sacrificio expiatorio. Ayúdanos a caminar en la libertad y confianza de saber que Él es suficiente. Amén.
Enfoque de Oración de Hoy:
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