Publicaciones

Día 16 Escondidos con Cristo

Día 16
Escondidos con Cristo

Jehová-Tsidkenu:
El Señor es nuestra Justicia
Por Zack & Kayla Stokes
Directores, Tallahassee

Escritura clave: Colosenses 3:1-2:
«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.»

¿Qué significa estar “escondidos con Cristo”? Significa que cuando Dios nos mira en juicio, ya no ve nuestras fallas, nuestros defectos, nuestros errores. Pablo nos dice que si hemos resucitado con Cristo, estamos escondidos con Él. Así que, cuando Dios nos mira, ve a Jesús.

No se trata de nosotros, ni de las áreas oscuras de nuestro pasado. No se trata de las cosas horribles que pudiste haber hecho antes de conocer a Cristo, ni de las cosas que desearías poder deshacer. Ni siquiera se trata de las cosas buenas o grandiosas que hayas hecho. Tu salvación, tu justicia, no tiene absolutamente nada que ver contigo. ¡Se trata de lo que Cristo ya ha hecho!

Comprender correctamente la justicia y cómo se obtiene ÚNICAMENTE a través de la sangre de Jesús es vital para entender el Evangelio. Si entendemos esto mal, podemos caer peligrosamente cerca del legalismo, donde nos sobrecargamos con la tarea de “hacer más,” persiguiendo buenas obras para tratar de borrar las fallas de nuestro pasado. Gálatas 5 nos dice que Cristo nos ha hecho libres para vivir en libertad, no en cargas.

Estar escondidos en Cristo y ser vistos por Dios conforme a la justicia de Cristo es una realización muy liberadora. Esto no elimina nuestros mandamientos de vivir vidas morales, honestas, llenas de integridad y buenas obras, porque estamos llamados a hacer buenas obras.

Entender la justicia correctamente nos permite vivir nuestras vidas como una respuesta al gran amor que ya se nos ha dado, en lugar de vivir nuestras vidas intentando ganar un amor o una salvación que nunca podríamos soñar con merecer.

Reconoce con humildad y entiende que tu salvación, tu justicia, no tiene absolutamente nada que ver contigo.

Alaba a Dios por su favor y bendiciones inmerecidas.

Vive tu vida en la libertad que se te ha provisto, y deja que tu respuesta a eso sea una vida llena de amor, integridad y buenas obras para la gloria de Dios.

Agradece a Jesús por su sacrificio y por la sangre que te cubre.

Humildad: que nunca permitamos que se trate de nosotros.
Aceptación: el sacrificio de Jesús dice que eres digno, sin importar cómo sea tu pasado.
Oportunidad: que siempre busquemos y aprovechemos las oportunidades para compartir su amor y hacer buenas obras.

Padre Dios, vengo a ti en este momento, abrumado por la gracia y el amor que me has dado. Gracias por el regalo y el sacrificio de tu hijo Jesús, por medio del cual se me ofrece salvación y justicia. Tu palabra promete que si creo en Él y confieso mis pecados, soy limpiado de toda injusticia, y sé que tu palabra nunca miente. Señor, oro para que, al vivir mi vida en obediencia a tu voluntad y a tu palabra, aproveche cada oportunidad para compartir la gracia y el amor de Jesús con todos los que me rodean. Te alabo por todo lo que has hecho por mí y sigues haciendo en mi vida. No soy nada sin ti, Jesús. Amén.

Enfoque de oración de hoy:
Programas para Hombres Adultos

en_USEN